¿Cuántas veces no nos han dicho que le bajemos a la música diciéndonos que nos quedaremos sordos? De seguro muchísimas veces, pero… ¿Qué tan cierto es?
Para poder explicar esto, es importante mencionar que actualmente los equipos de sonido son más potentes, por lo cual, aunque tengan alta tecnología esto no los hace seguros. Ya que las compañías productoras de estos no los realizan con un tope de volumen adecuado.
Así que el daño auditivo es inminente, debido a que la explosión de sonido puede variar de acuerdo a cómo los usemos, distancia de la fuente y el tipo de lugar (si es cerrado o abierto). Lo anterior es debido a que las ondas chocan en las superficies sólidas y las hacen vibrar, produciendo una mayor la exposición al sonido.
Por ejemplo, cuando estamos expuestos a un ruido fuerte por segundos u horas (como cuando vamos a una fiesta y salimos con una sensación de sordera o un zumbido) podemos tener un daño temporal que al día siguiente desaparece.
Pero cuando estamos expuestos a sonidos continuos y de alto volumen, puede haber cambios que ya no mejoren; y aunque se detenga la exposición el daño continua avanzando. Esto ocurre por lo general con personas que trabajan en fábricas o en ambientes ruidosos por muchos años.
Sin embargo, hay gente que con una sola exposición a un ruido lo suficientemente fuerte que supera los mecanismos de defensa del oído, puede tener daños irreversibles. A esto se le conoce como un Trauma Acústico.
¿Quiénes son las personas más propensas a presentar un Trauma Acústico?
Gente que usa armas de fuego, taladros, personas que trabajan en ambientes ruidosos como pistas de aeropuertos, plataformas petroleras y aunque no nos guste…. la gente que escucha música a volúmenes muy elevados.
Entonces… ¿Qué volumen es el adecuado para evitar un daño permanente?
Para darnos una idea, tomemos como parámetro que una conversación normal se encuentra entre los 50 y 60 db. En un ambiente laboral y en base a múltiples estudios realizados se ha determinado que el máximo ruido permitido es de 90 db por 8 horas diarias (un turno laboral). Por lo tanto, el riesgo de un daño permanente se considera al estar expuesto a ruido de 85 db o más.
Si crees que tienes algún daño o quieres saber cómo está tu audición, no dudes en consultar a tu otorrinolaringólogo para poder valorarla.